Parecería digno de un antiguo bestiario si hablamos de los halcones que viven en la ciudad, de las serpientes que aun habitan en sus colonias, de las plagas que representan los perros y gatos ferales por no mencionar palomas y ardillas. La ciudad es un escenario inhóspito para la fauna salvaje y sin embargo, así como la evolución hace una selección con los cambios en los ecosistemas, lo mismo ha sucedido con el surgimiento del ecosistema artificial que representan los asentamientos humanos. Muchas especies animales han aprendido a sobrevivir, a adaptarse y sacar provecho de la cercanía y costumbres diversas de la raza humana.

Aquí hablaré no sólo de lo que pasa con la fauna en una de las ciudades más habitadas, más contaminadas y con menos políticas ecológicas del mundo, sino de aquellos animales que habitaron en tiempos muy antiguos en la zona del Valle de México, como las veían los antiguos pobladores, la llegada de los españoles y todas las especies invasoras que trajeron con ellos, así como la destrucción que trajeron con ellas.

Hablaré de las regiones protegidas de la capital del país y de la aun rica fauna que existe en ella. Especies endémicas que existen en este pequeño territorio y que solo son un pequeño reflejo de por qué somos uno de los países con mayor biodiversidad en el planeta y todo lo que no hacemos por preservarla ya sea por ignorancia, valemadrismo o porque tácitamente aprobamos todos los planes y políticas ecocidas de nuestros gobernantes.

La Ciudad de México aunque parezca imposible alberga en sus parques, calles, plazas y bosques cientos de especies diferentes a ratas, cucarachas, palomas, perros y gatos. La idea es que seamos conscientes de lo que tenemos antes de que acabemos con ellos, como ha sucedido en algunas zonas del Norte de la ciudad.

Porque en nuestra ciudad capital existen también animales fantásticos a pesar de lo que nos hayan hecho creer.